25. julio 2025 por Stefan Trockel
Agentic AI: Por qué 2025 es el año de los agentes autónomos de IA. Una comprobación de la realidad
Los agentes de IA son EL tema candente para 2025. Dondequiera que mires, se habla de sistemas autónomos de IA que realizan tareas de manera independiente, toman decisiones y orquestan flujos de trabajo complejos. Google, Salesforce, Microsoft y muchos otros están integrando funciones “basadas en agentes” en sus herramientas empresariales. Startups están construyendo modelos de negocio basados en agentes. Y en LinkedIn, los videos de demostración de prototipos impresionantes generan un “FOMO de otro nivel” que provoca el impulso: “¡Yo también debo tener eso!”
Pero existe una gran brecha entre las demostraciones “increíbles” y la dura realidad de la producción. Muchos “agentes” no son más que flujos de trabajo con nodos LLM. La magia prometida resulta ser una combinación de salida JSON estructurada, código determinista y control dirigido.
¿Significa esto que el bombo alrededor de los agentes está injustificado? Para nada. Para ciertos casos de uso, de hecho hemos alcanzado el punto en que la confianza en la fiabilidad y el valor comercial esperado justifican el uso productivo de agentes. La clave está en separar ilusión de realidad y entender qué son realmente los agentes —y qué no lo son.
En esta publicación del blog, miraré más allá del bombo y te ofreceré una comprobación de la realidad. Aclararé términos, proporcionaré comprensión de principios básicos importantes de los agentes y analizaré aspectos prácticos de la implementación. Al hacerlo, te mostraré todo lo que necesitas considerar para cerrar la brecha entre demostraciones impresionantes y sistemas de producción confiables. Porque, aunque el bombo en torno a los agentes sea casi molesto, el potencial de las soluciones agentivas es demasiado grande como para ignorarlo.
¿Qué es exactamente un agente? ¿Y qué no lo es?
Si le preguntas a diez desarrolladores su definición de un agente de IA, obtendrás doce respuestas diferentes. Esta confusión conceptual no es casualidad: refleja la rápida evolución del campo y la necesidad de mayor claridad. El término “agente” se usa de manera inflacionaria y a menudo incorrecta. Muchos sistemas denominados “agentes” son en realidad solo componentes de software modulares con integración LLM.
Un ejemplo práctico: un flujo de trabajo que extrae pedidos de correos electrónicos y los crea en SAP usa LLMs para el procesamiento de texto, pero no es un agente. Es una automatización de procesos con pasos definidos. ¿Valioso? Absolutamente. ¿Un agente? No.
Entonces, ¿qué hace que un agente sea real? Una definición pragmática describe a los agentes como componentes de software autónomos que usan herramientas para alcanzar objetivos sin que cada paso individual esté explícitamente especificado. Esto implica dos criterios clave:
Autonomía
La capacidad del agente para tomar decisiones sobre las acciones a realizar en función del contexto y de la reflexión sobre sus propias acciones.
Ejemplo concreto: un agente de codificación recibe la tarea de “Implementar una API para la gestión de usuarios”. Analiza los requisitos de forma independiente, selecciona el framework adecuado, crea la estructura de la base de datos, implementa la autenticación y escribe pruebas —todo mientras toma decisiones arquitectónicas independientes basadas en buenas prácticas y el contexto del proyecto. Nada de plantillas rígidas, solo adaptación inteligente a las circunstancias específicas.
Capacidad de actuar
La capacidad del agente para interactuar con “el mundo”, es decir, no solo generar salidas de texto, sino realizar acciones.
Ejemplo concreto: un agente de soporte de TI no te da instrucciones sobre cómo configurar tu router, sino que realiza la configuración por ti. Inicia sesión, cambia los ajustes y verifica el resultado.
- Agentes mínimos: ejecutan bucles simples y deciden cuándo han terminado.
- Agentes de tareas: eligen entre diferentes herramientas según la tarea.
- Agentes reflexivos: evalúan sus propios resultados y adaptan su estrategia.
- Agentes proactivos: reconocen problemas antes de que ocurran y toman medidas preventiva
La mayoría de los “agentes” en producción actualmente operan en el extremo inferior de este espectro. Y por una buena razón.
El nuevo desafío para TI empresarial
Delegar decisiones a sistemas autónomos probabilísticos significa, en el peor de los casos, perder control mientras se mantiene la plena responsabilidad del resultado. Esto plantea preguntas completamente nuevas:
- ¿Cómo equilibrio autonomía y control en una arquitectura de agentes?
- ¿Cómo gestiono la identidad, confianza y permisos de agentes autónomos?
- ¿Cómo trabajan mis empleados humanos con los agentes?
La buena noticia: los agentes no son magia, sino software
Antes de preocuparte por perder control, un poco de realidad ayuda: los agentes de IA no son magia, sino software modular con interfaces claramente definidas. Lo que puede sonar sobrio dado el bombo es en realidad liberador.
El comportamiento inteligente y autónomo de un agente suele basarse en una combinación de:
- Salida JSON estructurada de los modelos
- Código determinista para rutas críticas
- Control dirigido mediante configuración
El “agente” traduce la salida LLM en forma JSON a rutas de código deterministas. Diseñamos los grados de libertad y los mecanismos de control. Los ingenieros y arquitectos de IA los ajustan según el perfil de riesgo específico de un caso de uso.
Patrones de arquitectura para agentes exitosos
Las implementaciones de agentes más exitosas siguen un principio común: agentes pequeños y enfocados con áreas de responsabilidad claramente definidas, en lugar de superagentes monolíticos. Estos “microagentes” conservan su autonomía, pero operan en contextos definidos.
En la práctica, cinco patrones de diseño dominan:
- 1. Encadenamiento: enlaza pasos LLM, donde la salida de un paso se convierte en la entrada del siguiente. Ideal para análisis o procesos en múltiples etapas.
- 2. Enrutamiento: el agente decide qué sub-herramientas o caminos usar según la entrada. Perfecto para tareas de clasificación con diferentes procesos posteriores.
- 3. Paralelización: procesamiento simultáneo de múltiples aspectos para mejor rendimiento. Valioso especialmente para subtareas independientes.
- 4. Trabajadores orquestadores: un agente principal divide tareas complejas entre subagentes especializados. Patrón maestro para sistemas complejos.
- 5. Evaluador-optimizador: autoevaluación y mejora iterativa de sus propias salidas. Esencial para asegurar la calidad.
Estos patrones no son conceptos teóricos. Funcionan. Hoy. En producción.
Gestión de memoria: el factor de éxito subestimado
Los agentes exitosos olvidan deliberadamente. Implementan:
- Memoria a corto plazo para el contexto actual
- Memoria a largo plazo para hechos importantes y preferencias
- Memoria episódica de interacciones pasadas
- Mecanismos de expiración para información irrelevante
Un agente sin gestión de memoria inteligente se ahogará en basura de datos tras tres días. Con la memoria adecuada, funcionará de manera estable durante meses.
MCP: El nuevo estándar para el uso de herramientas por agentes
Piensa en el Model Context Protocol (MCP) como una tienda de aplicaciones para capacidades de agentes. Mientras que antes el uso de herramientas requería integración individual, ahora el MCP proporciona una arquitectura plug-and-play.
Ejemplo práctico: un agente de análisis de datos descubre que necesita una nueva herramienta de visualización. Antes, esto requeriría que un desarrollador programara la integración. Con MCP, el agente puede:
- Encontrar la herramienta de manera independiente en el registro MCP
- Verificar si su política de autenticación permite su uso
- Integrar y usar la herramienta
- Registrar su uso de manera transparente
Esto resuelve elegantemente el dilema de autonomía y control: el agente puede usar nuevas herramientas de manera independiente (autonomía), pero solo aquellas registradas en MCP y aprobadas para su contexto (control).
Gobernanza: la nueva realidad de ceder control
Este ejemplo nos lleva de nuevo a la gobernanza de agentes. La autonomía del agente no nos libera de la responsabilidad. Sin embargo, ceder control a sistemas autónomos requiere nuevos modelos de gobernanza.
Vale la pena recordar que tus colegas humanos también cometen errores de vez en cuando y considerar cómo manejas esto en tu organización. Existen muchas diferencias, pero una cultura consciente del error también será necesaria para los agentes.
En la práctica, la solución suele encontrarse no en control total ni en confianza ciega, sino en colaboración híbrida humano-agente.
Los puntos de decisión claros son esenciales. El agente debe saber:
- Cuándo puede tomar decisiones autónomas
- Cuándo debe pedir aclaración
- Cuándo debe escalar
De la demo a la producción
Los problemas de gobernanza muestran que entender a los agentes es una cosa, pero usarlos de manera productiva es otra muy distinta. Existe una gran brecha entre los impresionantes demos de LinkedIn y la dura realidad de la producción. Y es precisamente aquí donde se separa el grano de la paja.
Un proof of concept se construye rápidamente. Unas pocas llamadas a la API, un poco de ingeniería de prompts, y tu agente ya está resolviendo tareas impresionantes en un entorno protegido. Pero luego surgen preguntas incómodas: ¿Cómo se comportará el agente frente a 10,000 solicitudes al día? ¿Qué ocurre en casos límite que nadie ha previsto? ¿Cómo se integra en los sistemas existentes con todas sus particularidades heredadas? Y, sobre todo: ¿cómo garantizar que siga funcionando con la misma fiabilidad dentro de tres meses que el primer día?
El camino pragmático a seguir
Entonces, ¿qué deberías hacer? Las implementaciones de agentes más exitosas siguen principios claros:
- Comenzar pequeño y crecer de manera dirigida: Una tarea por agente. Se domina la complejidad mediante la orquestación, no a través de super agentes.
- Memoria con fecha de caducidad: No recuerdes todo, olvida lo que necesitas olvidar. Un agente que sabe lo que no necesita saber es un buen agente.
- Los frameworks ayudan, pero también pueden añadir complejidad: Usa abstracción, pero entiende lo que ocurre debajo. A veces, “Python simple” es más fácil que un framework abstracto.
- Monitoreo desde el primer día: Los agentes son difíciles de depurar. Sin un registro y trazado adecuados, estás ciego.
Conclusión: los agentes están aquí – ¡úsalos correctamente!
2025 es el año de los agentes porque finalmente entendemos qué son: no solucionadores de problemas mágicos, sino componentes de software bien orquestados. Los estándares existen, los patrones están probados, las herramientas están disponibles.
La clave no es construir el agente autónomo perfecto, sino desarrollar los agentes correctos para las tareas correctas e integrarlos de manera sensata en los procesos existentes.
Los agentes están cambiando la forma en que trabajamos, pero solo si se entienden, controlan y usan de manera responsable. El bombo puede ser molesto, pero el potencial es real. Es hora de aprovecharlo.
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